La vida está llena de milagros. O momentos, como prefiramos
llamarlo. La realidad es que en la vida se nos presenta la idea constante de
como la felicidad, el amor y las oportunidades deben de lucir. Y muchas
personas han acertado en cómo lograr conseguir cada una de ellas. Pero no es
sencillo conseguirlo, porque todos nos dicen que depende de: la actitud. Y qué difícil
es dominar nuestra actitud. Porque no es
más que eso, la actitud que tengamos en la vida o ante lo que nos pasa es un
resultado natural. Hace unos días volví a escuchar “No es lo que nos pasa, si
no como reaccionamos ante lo que nos pasa” Pero como fregados controlamos lo
que nos pasa, o por donde empiezo a poner una buena cara ante eso que nos pasa
que no quisiéramos que nos pasara. Espero me haya explicado.
Me quede pensando en eso que escuche y reflexione en mi
vida, en otros y como funciona realmente esto de “como reaccionamos a lo que
nos pasa”. Entonces caí en cuenta que se trata de decisiones, así de simple.
Todo el día, todos los días estamos tomando más decisiones de las que creemos. Muchas veces no estamos conscientes de todas
las decisiones que hacemos, pero simplemente en cuanto al amor, estar con una
persona es una decisión diaria, cada día nos levantamos y decidimos compartir
nuestra vida y todo lo que somos con alguien. Nada ni nadie nos obliga,
nosotros decidimos.
Así como vamos decidiendo que tan felices nos vamos a
permitir ser. Si al levantarnos vamos hacer algo por conseguir lo que deseamos.
Inclusive con las oportunidades, creo que nosotros tomamos la decisión de
ignorar o tomar las oportunidades que se nos presentan. Que tan valiente vamos
a ser.
Todo es una decisión y es nuestra responsabilidad tomar
conciencia de esas decisiones. La actitud es un resultado, o una decisión.
Entonces me quedo más tranquila sabiendo que si me pasa algo malo y mi
respuesta automática no es la actitud más feliz o positiva del mundo, tengo el
control sobre la decisión que voy hacer ante ello. Ahora sí que es chamba de cada
quien decidir lo mejor para uno, ya que nosotros mismos somos responsables de
nuestras decisiones, nadie más lo hará por nosotros. Aunque la verdad ayuda
mucho poder confiar en algo más grande que nosotros. Dios siempre tendrá las mejores intenciones y
seguramente nos ira guiando, pero al final creo que el mismo nos da el poder de
la decisión. Creo
que tanto confía en nosotros y su amor es grande como para darnos la libertad
sobre nuestras decisiones.
Ahora digo, no es lo que nos pasa, es la decisión que voy
tomar ante lo que me pasa.
Con cariño,
Vianey
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