Vivimos en una generación de “Todo está bien, míralo por ti
mismo en mis redes sociales!”
Y es un poco desgastante entrar en este juego, especialmente
cuando no nacimos en esta generación. Hablo por mi experiencia propia, el
internet no era parte de mi infancia, ni adolescencia...gracias a Dios. Ni
tampoco este universo de posibilidades de las redes sociales. Y créanme, me
encantan estas posibilidades, soy parte de ellas. Y esto hace que tenga
sentimientos encontrados, así como una postura de respeto.
Y porque digo que es desgastante, bueno porque nos creamos
esta falsa idea en nuestra cabeza de la perfección, y como debe de lucir. Nos
perdemos en el sentimiento de tristeza al ver lo que tenemos o no tenemos. Y el
exponernos nos vuelve vulnerables, pero sobre todo esta pérdida de identidad…sin
embargo, es imposible quedarnos fuera de lo que sucede en nuestro entorno…aquí es
donde entran los sentimientos encontrados. Y es que como se supone que algo que
puede hacer daño sea tan necesario.
No es mi intención contestar estas preguntas, pero si es mi intención
crear una propia postura e idea de lo que será mi participación en el mundo del
Social media. Todo esto vino a mi
cuando me puse a reflexionar sobre los días aquellos donde no teníamos este
acceso a la vida de los demás, ni los demás hacia nuestra vida diaria. Y era
buena época, pero ya ha quedado atrás. Creo que es bueno que empecemos a
establecer reglas y límites para no perdernos de nosotros mismos y sobre todo en
los demás.
Existen dos caras de la moneda:
A veces, no sé si les ha pasado, pero te sientes más
sensible al ser juzgada con tanta facilidad… y es que quieres compartirlo todo,
días buenos o malos, situaciones, comidas, etc. Pero con ello estas más
expuesta (no nada más a lo que vayan a decir los demás de ti) si no, a que lo
que los demás opinen sobre ti se convierta en algo relevante, y ese es el
verdadero problema. Cuando no debería de ser así, al final todos tenemos
derecho a opinar, y desgraciadamente a juzgar. Pero lo importante es lo que en realidad eres y lo que aportas al mundo.
Por eso tener seguridad y confianza en sí mismo se convierte en algo
fundamental hoy en día. Y no hay que confundir la confianza con arrogancia, por
favor.
La otra cara es:
Pensar que todo lo
que ves en las redes sociales es exactamente como parece. Nadie tiene una vida
perfecta, nadie es perfecto y nunca lo será. Ahí está la verdadera belleza,
como inspirar y lograr ser algo positivo en algo que, honestamente, está lleno
de haters y negatividad. Pero sin ir
por la vida pensando que todos la tienen tan fácil, y como viajan y como sonríen y todo felicidad.
No es así y en muchas ocasiones lo he escuchado de las mismas personas que
tienen millones de seguidores y todo parece ser perfecto, como ellos y como
todos trabajan duro para alcanzar lo que tienen y se encuentran con
dificultades y complejos en el camino y esto nos lleva a el último punto…No debemos
ser tan duros con los demás al juzgar, porque TODOS estamos lidiando o luchando
con algo, que lo llevan con una excelente actitud, mis respetos, pero no dejan
de ser personas que detrás de esas imágenes o palabras de alegría y felicidad
han luchado y tienen heridas o cicatrices. Tampoco debemos pasarnos compartiendo lo malo por las redes
sociales para eso tenemos a nuestros amigos y familiares, quien nos van a
escuchar con todo el amor y paciencia del mundo. Seamos prósperos, amables,
pero sobre todo nosotros mismos.
5 buenos hábitos:
- - Desconéctate de tu celular 30 minutos antes de
dormir
- -Al menos una vez al año propón dejar por un
periodo de tiempo de observar lo que los demás hacen o de postear tan seguido,
o compartir algo en específico. Esto como un ejercicio en el cual salgas y te
conectes de nuevo; y recuerdes aquellos
tiempos donde no estamos tan dominados por las redes sociales
- -Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada
- - Interactúa con los demás, si alguien comenta…responde
de vuelta! Haz amistades!
- - Si estás pasando por un mal momento o estás muy molesta (o),
respira y cálmate antes de compartirlo.
Con cariño,
Vianey
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